Estilo de vida y eczema
En todo el mundo, las enfermedades crónicas están en constante aumento. Obesidad, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, cáncer, afecciones respiratorias crónicas... A veces se subestima la gravedad de estas enfermedades crónicas. Actualmente constituyen la 1ª causa de mortalidad en el mundo (el 63% de las muertes según la Organización Mundial de la Salud en 2011).
La multiplicación de las patologías crónicas parece estar estrechamente ligada con la degradación de nuestros estilos de vida. Este problema es el nuevo reto de la Salud Pública para empoderar a los pacientes ayudándoles a ser participantes activos de su propia salud.
¿Qué etapas hay que seguir a la hora de mejorar su estilo de vida para gozar de una mejor salud?
Tener una higiene de vida saludable parece ser un vasto proyecto, ya que los ámbitos a los que se aplica son numerosos. Podemos preguntarnos “¿por dónde empezar?”
Para ayudarle, a continuación le indicamos algunas etapas que hay que respetar
Tratar los síntomas: al tratar las placas rojas e hidratar la piel seca a diario se reduce el sufrimiento y el picor, para estar en condiciones de cuidarse. Un paciente que sufre física o psicológicamente debe ocuparse primero de su sufrimiento antes de poder actuar en su estilo de vida.
Una vez que el paciente está dispuesto a cuidar de sí mismo y de su piel, debe identificar los factores agravantes de su enfermedad:
- irritantes: contaminación, calidad del agua, materias textiles empleadas, cuidados de higienes inadecuados…
- posibles alergias: mascotas, alimentos…
- factores de estrés y emociones
- microbios presentes en el medio ambiente
- el propio eczema, ya que representa un círculo vicioso
Identificar los posibles cambios: deporte, dieta, bienestar… Para estar seguro de conseguir modificar su estilo de vida de forma definitiva y medir los beneficios obtenidos con ello, el paciente debe ser consciente de los cambios que puede llevar a cabo, lo que le permitirá priorizarlos. Por ejemplo, como prefiere desfogarse jugando al tenis, antepondrá esta actividad a la práctica de la meditación. Hay que tener en cuenta que todo esto debe ser compatible con el contexto y los gustos de cada persona.
Gestionar la situación sobre el terreno: además del seguimiento médico, el paciente no debe dudar en rodearse de diferentes profesionales que le acompañen en su cambio: acudir a un entrenador deportivo, hacer psicoterapia, someterse al seguimiento de un dietista o incluso consultar a un kinesiólogo. Cada persona que pueda acompañar y motivar a un paciente en su proceso puede desempeñar un papel importante. Sus acciones son complementarias.
¿Cómo cambiar su estilo de vida en la práctica?
Hay ocho factores que determinan el estilo de vida en los que cada paciente puede intervenir a su manera
Tener relaciones sociales de calidad:
Para su realización personal, el ser humano necesita el contacto con los demás. Sentirse rodeado de gente sincera, cariñosa y atenta es esencial. La cantidad no importa realmente, pero la calidad de estas relaciones sí que es sumamente relevante.
Respetar sus valores y su ritmo de vida
Los valores personales representan nuestra personalidad. Corresponden a quiénes somos, a por qué actuamos como lo hacemos, tanto con nosotros mismos como con los demás.
Es habitual que los valores de los demás primen sobre los nuestros. Para respetarlos, primero debemos aprender a conocernos bien a nosotros mismos. El respeto, la autosuperación, la perseverancia, la generosidad, la empatía...: identificar sus propias cualidades también ayuda a desarrollar una sólida confianza en uno mismo.
A nivel fisiológico, cada ser humano es diferente, por lo que conocer su ritmo biológico y respetarlo permite mejorar su equilibrio interior.
Una persona puede vivir sin respetar sus valores o su ritmo durante unos años, pero a la larga este desequilibrio acaba generando problemas de salud física o mental.
Convivir con sus emociones
La tristeza, la ira, el miedo... Nuestras emociones son parte integrante de nuestra vida. Pueden afectar considerablemente a nuestro estado de ánimo y a nuestras motivaciones, llegando incluso a paralizarnos en ocasiones. Identificarlas es un primer paso para aceptarlas y poder luego gestionar mejor sus consecuencias. La meditación calma la mente y es una magnífica forma de aliviar diferentes fuentes de estrés psicológico, como la ansiedad, la depresión y el dolor.
Comer sano
Con la llegada de los productos procesados, nuestras sociedades han sufrido un completo desbarajuste en lo que respecta a la alimentación. Sin embargo, los alimentos son EL “combustible” del ser humano. La calidad de los alimentos que se ingieren a diario repercute en el organismo y, por tanto, en la salud. Comer alimentos locales y/o ecológicos y reducir el consumo de carne ayuda a prevenir enfermedades crónicas.
Cuando se sufre de eczema, al margen de las posibles alergias alimentarias, ciertos alimentos son más o menos recomendables para la piel. Los azúcares, por ejemplo, pueden agravar la inflamación.
Practicar una actividad física periódicamente
La actividad física permite al cerebro crear nuevas conexiones, mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo, y reduce el riesgo de enfermedades crónicas, discapacidades o caídas.
En los niños con eczema, la sudoración por el deporte puede ser en ocasiones un factor disuasorio. Con todo, hay que tener en cuenta que acciones sencillas, como enjuagarse con agua y cambiarse de ropa justo después de hacer ejercicio, pueden ayudar a paliar este tipo de inconvenientes. En el caso de la natación, existen las llamadas “cremas barrera”, que protegen contra el cloro o la sal.
¡La actividad física no se limita al deporte!
Minimizar la exposición a las sustancias tóxicas
El tabaco, la contaminación exterior e interior, los disruptores endocrinos y las partículas finas son sustancias que es mejor excluir de su entorno.
Reencontrarse con la Naturaleza
Los estudios realizados por los doctores Miyazaki y Qing Li han demostrado los beneficios de los árboles y los bosques en nuestro cuerpo y nuestra salud. En contacto con ellos, se produce una reducción del estrés, un refuerzo del sistema inmunitario e incluso una disminución de los niveles de azúcar en sangre y de los riesgos cardiovasculares. Contemplar, escuchar, oler o tocar la naturaleza es una forma de volver a las cosas esenciales, y a nosotros mismos.
¡Disfrutar de lo que se hace!
Aprender nuevas actividades, pintar, coser, leer/escribir, cantar... Cualquier cosa con la que disfrutemos y nos permita pasar buenos momentos a diario nos protege contra el estrés y la depresión, además de estimular nuestra salud física y mental en general.
¡La buena noticia es que también es la clave de la solución! Por otro lado, cambiar a la fuerza aumenta el riesgo de fracaso: cualquier cambio que hagamos podrá mantenerse a largo plazo exclusivamente si tiene sentido y resulta gratificante.
- Talleres sobre “Cómo ser participante activo de su salud”: jornada de 6 horas con parte teórica por la mañana y parte práctica por la tarde, propuesta a pacientes con enfermedades crónicas
- Canto y Silvoterapia, conciencia plena (5 sentidos, respiración) en el bosque de Gâvre (asociación SYLVALYRIC)