Comprender todo sobre el eczema en los adultos
A diferentes eczemas, diferentes tratamientos
El eczema atópico y el eczema de contacto son los más comunes, pero hay otros.
El eczema atópico del adulto
El eczema atópico también recibe el nombre de “dermatitis atópica”.
Los síntomas del eczema atópico
- Piel seca o muy seca: El eczema atópico viene acompañado de una sequedad de la piel más o menos importante, difusa y permanente.
- Placas rojas: durante un brote de eczema atópico en adultos, pueden aparecer placas rojas en la cara, el cuello y las manos, así como en el pliegue de los codos y detrás de las rodillas. A menudo es el primer síntoma visible del brote.
- Supuración: la aparición de vesículas en las placas contribuye a las crisis de picazón. Estas pueden romperse y provocar una supuración antes de transformarse en costras o escamas cuando se secan.
- Engrosamiento de la piel: debido al rascado intenso y a las recurrencias de placas en el mismo lugar, se produce un engrosamiento de la piel, visible por una acentuación de las líneas normales de la piel. Esto se conoce como liquenificación, que se mantiene por el rascado.
- Picazón (llamada prurito por los especialistas): un brote de eczema en adultos siempre va acompañado de una picazón muy importante. Esto puede llevar a trastornos importantes del sueño y una alta irritabilidad.
- Marcas de rascado: cualquier picazón lleva a rascar, lo que daña la piel. Donde se arranca la epidermis, el rascado deja marcas, llamadas excoriaciones.
La gravedad de los síntomas puede variar de un adulto a otro.
La dermatitis atópica suele desaparecer antes de la adolescencia y la edad adulta, pero algunos pacientes siguen sufriéndola después. En ocasiones, la dermatitis atópica del adulto es una dermatosis grave. Se caracteriza por la presencia de placas de eczema crónico rojas, gruesas y liquenificadas. En este escenario de eczema crónico se producen brotes agudos, vesiculares o supurantes, en alternancia con períodos de remisión.
El picor es siempre intenso y afecta a la vida diaria, la moral, el sueño y las actividades del paciente.
¿Dónde se concentran las placas?
Las manos y la cara, especialmente los párpados, suelen verse afectados en los adultos, pero a veces también los grandes pliegues, y eventualmente otras partes del cuerpo.
Cara, brazos, abdomen, piernas…
Los brotes inflamatorios pueden afectar a toda la piel (eritrodermia). Estas afecciones generalizadas son graves, pueden complicarse con infecciones y trastornos metabólicos, y requieren hospitalización.
UN CASO PARTICULAR: LA DERMATITIS DE “CABEZA Y CUELLO”
En los adultos que sufren de eczema atópico, hay una forma particular que se presenta exclusiva o predominantemente en la cara y el cuello. En este caso hay que buscar una posible sensibilidad anormal al sol (fotosensibilización), que puede deberse, entre otras cosas, a una superinfección por levaduras.
Los tratamientos
El tratamiento para el eczema atópico suele combinar un antiinflamatorio a base de corticoides para calmar los brotes, también llamado “dermocorticoide”, y un emoliente, cuya aplicación es primordial para hidratar y, por tanto, para reparar la piel.
Una vida más tranquila
Como la piel atópica es particularmente sensible, estímulos que parecen ser banales pueden desencadenar brotes de eczema. Conviene familiarizarse con los buenos hábitos en cuanto a cosméticos, dieta, etc. En el ámbito de la vida laboral y social, también hay una serie de recursos que permiten vivir con más tranquilidad y evitar que el estrés se convierta en un factor agravante.
Las causas del eczema atópico
El eczema atópico es una enfermedad genética relacionada con un funcionamiento anormal de la piel (más porosa a los irritantes y alérgenos) y el sistema inmunitario (sistema inmunológico hiperreactivo). La piel se irrita y se inflama en respuesta a una variedad de factores como el calor, el rascado, el estrés, los productos de higiene demasiado agresivos...
¿Es frecuente la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica generalmente desaparece durante la adolescencia, con menos del 10% de los casos persistiendo en la edad adulta. Estos eccemas persistentes deben ser manejados por un especialista, para que se considere un tratamiento adecuado, si es necesario, además de la aplicación de una crema de cortisona y un emoliente.
¿El eczema desaparece por sí solo?
El eczema atópico evoluciona a lo largo de la vida de un individuo y desaparece por sí solo en la mayoría de los casos en la adolescencia. Pero el "terreno atópico" siempre está ahí. Un emoliente puede seguir siendo útil para reconstruir la barrera cutánea y compensar la sequedad de la piel.
Es raro que un brote desaparezca por sí solo; se debe aplicar una crema de dermocorticoides durante unos días para reducir la inflamación y calmar el brote.
El eczema de contacto en los adultos
Una reacción alérgica
En el caso del eczema de contacto, la piel se inflama tras el contacto con un alérgeno. El ejemplo más típico es el de una reacción a la bisutería.
Las principales causas del eczema alérgico de contacto
- El níquel presente en los metales de la bisutería, las patillas de las gafas y los teléfonos móviles, entre otros;
- Los conservantes y otros componentes de los cosméticos, perfumes, productos de higiene o de protección solar;
- Los perfumes y aceites esenciales, incluso en algunos cosméticos con la etiqueta “bio” (que no constituye una garantía de hipoalergenicidad);
- Componentes de la ropa y el calzado (cromo del cuero, colas).
El eczema de contacto de origen laboral
Algunos productos u objetos empleados habitualmente en ciertas profesiones pueden causar eczema de contacto: colas, tintes, guantes, aceites industriales… ¡La lista es larga!
Respuestas y tratamientos
Los dermocorticoides resultan muy eficaces a la hora tratar el eczema. Para evitar recaídas, cuando se sospecha de una alergia de contacto, es necesario realizar pruebas de alergia para detectar al responsable del eczema alérgico de contacto y aprender a evadirlo. A veces, contestar a un simple interrogatorio permite identificarlo para poder a continuación apartarlo de su vida cotidiana, garantizado así la cura.