Comprender todo sobre el eczema en los bebés
Si el bebé tiene la piel muy seca con placas rojas que le molestan, es muy probable que se trate de un eczema. Sin embargo, no hay por qué trastocar su rutina diaria para aliviar al bebé. A veces, basta con una simple adaptación de los hábitos y cuidados diarios. Una vez que el médico confirme el diagnóstico, un simple cuidado le aportará bienestar.
El eczema atópico del bebé
El eczema atópico es la forma más común de eczema y suele desencadenarse durante los primeros meses de vida: en los lactantes. Este eczema está vinculado a una piel que no consigue protegerse adecuadamente de su entorno y reacciona a través de la inflamación. Por lo tanto, ¡no es contagioso!
Reconocer este eczema
- Piel seca o muy seca
- Placas rojas
- Picores
- Supuración
- Engrosamiento de la piel
- Marcas de rascado
Las placas rojas se cubren con pequeñas vesículas que suelen supurar y acaban “encostrándose”.
En ocasiones, los padres pueden confundir el eczema con la urticaria o viceversa. Pero en realidad, es fácil distinguirlos: las rojeces de la urticaria no supuran y tampoco cambian de lugar.
Una particularidad importante de este eczema es que los brotes se alternan con períodos de remisión. Es fundamental tratar la piel durante los brotes con un dermocorticoide para que se cure rápidamente.
En la mayoría de los casos, las crisis se irán espaciando y atenuando con el tiempo, y acabarán desapareciendo al cabo de unos años. Sin embargo, hay veces que la dermatitis atópica persiste en la edad adulta.
En los lactantes, las rojeces son más frecuentes en la cara (mejillas y frente), los brazos, las piernas y el abdomen.
¿Por qué mi bebé tiene eczema atópico?
Su bebé tiene lo que se conoce como una “piel atópica”. Esto implica que su piel, la cual suele ser seca o muy seca, es incapaz de desempeñar correctamente su función de barrera protectora. Las moléculas externas logran pasar a través de la piel, por lo que se inflama fácilmente. Como resultado, aparece el enrojecimiento y el picor.
El eczema atópico es una enfermedad genética vinculada a una disfunción, tanto de la piel como de los mecanismos de defensa, que se manifiesta como una hipersensibilidad al medio ambiente, pero no se trata de una alergia.
La atopia tiene un componente hereditario. Otros miembros de la familia suelen presentarla. Sin embargo, el eczema atópico se desencadena por la combinación de varios factores, como la contaminación, el clima, el sol…
¿Cómo aliviar al bebé cuando sufre de eczema atópico?
El eczema del bebé no se puede curar con un tratamiento que lo haga desaparecer. Sin embargo, sí se puede aliviar y retrasar la próxima crisis.
Los cuidados
Cuanto antes tratemos el eczema atópico del bebé, mejor será para evitar que se instale a largo plazo. Pero eso no es todo: los estudios también muestran que de esta manera se reduce al mismo tiempo el riesgo de una evolución hacia alergias.
Todo comienza con una piel muy seca. Si su bebé nunca ha tenido eczema, pero usted nota que tiene la piel muy seca, puede reducir el riesgo de que sufra de eczema atópico aplicándole un producto emoliente en la piel a diario.
En el caso del eczema atópico, se suelen combinar dos tipos de cuidados.
Crema a base de corticoides
Cuidado emoliente (hidratante)
Los pequeños hábitos a diario que aportan alivio
Evitar los baños demasiado calientes, elegir un jabón sobregraso, efectuar toquecitos con la toalla para secar al bebé sin frotar, moderar la temperatura de su habitación… Hay numerosas costumbres que podemos adquirir para aportar mucho alivio al bebé.
El eczema de contacto en los bebés
Una reacción alérgica
Este eczema no debe confundirse con el eczema atópico. Se trata de una alergia cutánea a una determinada sustancia contenida en un producto u objeto: producto cosmético o de higiene, bisutería… Aunque es menos frecuente que en los adultos, también puede darse en los bebés.
Respuestas y tratamientos
El objetivo es identificar al responsable de la alergia para poder mantenerlo alejado. Para ello, lo primero es fijarse en la ubicación del eczema y en los productos con los que ha entrado en contacto. Se pueden realizar pruebas de alergia para identificar al agente en cuestión.