Del juego al ego... Una manera de abordar las preocupaciones del niño
El juego nos acompaña a lo largo de nuestra vida… Se define como una “actividad física o mental, no impuesta, que no persigue ningún fin utilitario y en la que se participa para divertirse, disfrutando con ello”.
Los niños aprenden mucho a través del juego... Desde la más temprana edad, los pequeños juegan para poner a prueba sus límites físicos y los de su entorno. Descubren así la separación y la alegría del reencuentro.
El juego es también un espacio privilegiado donde los niños experimentan con las reglas, la relación con los demás, el fracaso, la destrucción y la reconstrucción. También pueden experimentar la soledad y la pertenencia a un gran grupo.
La adolescencia y los videojuegos
Los adolescentes se decantan cada vez más por los videojuegos, a veces generando preocupación en sus familias, pero los videojuegos pueden ser un magnífico medio de expresión y de intercambio intergeneracional.
Animo a las familias a conocer mejor los videojuegos de sus hijos, con los que pueden jugar, enfrentarse y superarse. Para un adolescente supone una gran satisfacción ver cómo se invierten los papeles y se convierte en un transmisor de sus conocimientos.
Resulta muy importante fomentar este enfoque, ya que un uso excesivo supone siempre un riesgo para algunos adolescentes. Por ello, animarles a desarrollar su pensamiento crítico y analizar con ellos las emociones sentidas a través de estos juegos facilita el diálogo y un uso más razonado.
Jugar también es una forma de aprender y, de hecho, muchos profesores aprovechan el carácter lúdico de los juegos para estimular el aprendizaje.
En este sentido, cabe destacar el desarrollo de los “serious games” (juegos serios). Este tipo de juegos permite desarrollar habilidades específicas y reeducar. Sin embargo, sigue siendo esencial establecer el vínculo con el terapeuta que dará sentido a lo que se reproduce en la pantalla.
El interés de los juegos en la educación terapéutica
Durante los talleres de educación terapéutica (en los hospitales), especialmente con niños, la dimensión del juego es esencial y está en el centro de la práctica.
En las sesiones individuales o en los talleres de grupo, utilizamos herramientas de mediación (cuestionarios, dibujos, juegos de rol) que permiten acceder al mundo interno del niño, a sus preocupaciones y a lo que no puede verbalizar.
Implicamos sistemáticamente a los padres en los intercambios para que los niños compartan su juego y el placer que les procura..., para reproducirlo en casa.
No debemos olvidar que las familias de los niños que padecen patologías crónicas se ven a menudo absorbidas por los cuidados diarios y la rutina médica. Nuestro papel como terapeutas es permitir que cada uno encuentre su lugar... ¡Del juego al ego!
El juego habla del “Yo”, de lo que nos invade y nos afecta en un momento dado.
Es importante comprender que el juego puede adoptar diferentes formas; en terapia, puede ser un medio indirecto de acceder al inconsciente del paciente para comprender mejor sus bloqueos y ayudarle a conocerse mejor.
Puede ser un medio para compartir, un medio de expresión, así como un momento de relajación o un medio para entablar una relación...
Los juegos también pueden causar sufrimiento... ¡Es primordial permanecer atentos a los riesgos de adicción!
Cuando jugar pasa a ser la prioridad en la vida profesional, aporta conflictos en las relaciones interpersonales o acarrea trastornos del sueño, conviene consultar a un especialista o a su médico de cabecera para que pueda orientar al paciente.
