El eczema en las orejas
¿Qué hacer cuando el eczema afecta a nuestras orejas? Hay que descubrir la causa para tratarlo adecuadamente: puede obedecer a una reacción alérgica o a un componente atópico.
Aunque el eczema pueda picar, no hay por qué preocuparse: nunca llegará al tímpano.
Los síntomas del eczema de las orejas
- Enrojecimiento acompañado de picor
- Formación de costras y supuración (eczema agudo)
- Dolores y picores en la oreja
- Sensación de pérdida de audición debido a la inflamación del canal auditivo
¿Eczema alérgico o atópico?
Una reacción alérgica: eczema de contacto
A veces, un producto u objeto que entra en contacto con la oreja puede desencadenar una reacción alérgica. Esto sucede a menudo con productos de uso diario, que pueden de hecho llevar años utilizándose sin ningún problema y que de repente desencadenan la alergia.
Los siguientes son algunos ejemplos de posibles responsables de eczema alérgico de contacto:
- Pendientes de bisutería
- Teléfonos móviles
- Prótesis auditivas
- Champús y tintes para el cabello
- Cosméticos
- Gotas para los oídos
No siempre resulta obvio dar con el responsable: en cualquier caso, lo mejor es consultar al médico para que pueda ayudarnos a identificar el o los alérgenos en cuestión (a través de preguntas y pruebas de alergia) y decirnos cómo mantenerlos alejados.
Un signo de atopia: eczema atópico
El eczema atópico es, junto con otras manifestaciones como el asma o la rinitis, uno de los síntomas de la atopia. Las personas atópicas se caracterizan por reaccionar de forma anormal a su entorno, lo que puede desembocar concretamente en un eczema. Se trata, de hecho, de uno de los primeros signos de atopia.
En la práctica, el eczema atópico se debe a que la piel no desempeña correctamente su función de barrera y reacciona con demasiada intensidad, inflamándose.
“La ubicación es muy reveladora a la hora de determinar si se trata de un eczema atópico. ¡Una fisura en el pliegue bajo el lóbulo de la oreja (pliegue subauricular) es indicativa de un origen atópico!”
Los tratamientos para el eczema de las orejas
Eczema atópico: el picor puede aliviarse con una crema a base de cortisona (conocida como dermocorticoide) y, al mismo tiempo, es necesario reparar la piel para ayudarla a volver a funcionar correctamente. Para ello, hay que aplicar un cuidado emoliente que permita hidratarla.
Eczema de contacto: el primer reflejo consiste en eliminar de su vida cotidiana lo que ha causado la alergia así como el resto de productos que puedan contener el o los alérgenos detectados por el médico. Además, este último puede recetar un dermocorticoide para aliviar los picores y curar el eczema.
¿Hay alguna causa psicológica para el eczema alrededor de las orejas?
A veces se oye decir que el estrés, la preocupación o la ansiedad pueden ser la causa del eczema. Esto no es cierto: el eczema no está “en la cabeza”, siempre tiene un origen fisiopatológico: alergia o atopia, esencialmente. En ocasiones, el estrés contribuye a desencadenar una crisis o interviene como factor agravante, como mucho.
¿Dermatitis seborreica o eczema?
La famosa “costra láctea” de los bebés también se da en los adultos, tanto en el cuero cabelludo como en las orejas. Sin embargo, la presencia de estas placas, que también pueden picar, se debe en parte a un hongo. No hay que confundir, pues, la dermatitis seborreica, a veces denominada erróneamente “eczema seborreico” con el eczema.
¿Micosis o eczema de las orejas?
Esta es una pregunta que mucha gente se hace, aunque en realidad no tiene cabida. En efecto, lo que a veces se considera erróneamente como una micosis es más probable que se trate de una dermatitis seborreica que de un eczema. Lo que suele llamarse comúnmente micosis no queda visible: se trata de una otitis externa. No hay ningún elemento visible ni para el paciente ni para el médico, debiendo este último servirse de un otoscopio para establecer el diagnóstico. La micosis no puede pues confundirse con el eczema, que en su caso queda visible, ya que su presencia rara vez se limita exclusivamente al canal auditivo.
