El eczema alrededor de la boca

¿La presencia de eczema se limita a la zona alrededor de la boca y no afecta a ninguna otra parte? Además, ¿no tiene antecedentes de atopia? Entonces hay que considerar la hipótesis de la alergia. Es posible volverse repentinamente alérgico a un producto en el transcurso de la vida, aunque lo hayamos manipulado o usado antes, y que la piel reaccione con un eczema.

El contacto puede ser directo, como la reacción alérgica que se produce tras la aplicación de un cosmético en la cara. Pero también puede ser indirecto, especialmente a través de las manos, que solemos llevarnos a la boca. Quizás sea una alergia a un esmalte o a un producto que hayamos tocado antes...

Como pueden pasar entre una y varias semanas desde que se produce el contacto hasta que sale la reacción, es difícil dar con el culpable. Siempre es aconsejable consultar a un médico que pueda confirmarlo con pruebas de alergia (o ayudarnos a averiguarlo remitiéndonos a las pruebas pertinentes tras responder a toda una serie de preguntas sobre nuestro estilo de vida) e indicarnos en qué productos puede estar presente el alérgeno en cuestión. Así, si resulta que somos alérgicos al formaldehído, por ejemplo, y reaccionamos a raíz del contacto con un producto cosmético, tendremos que asegurarnos de retirar no solo ese producto, sino todos los que lo contengan.

Tener un componente atópico equivale a ser hipersensible a ciertos factores medioambientales (pelo de los animales, polen, etc.). Esta particularidad es hereditaria y puede manifestarse de diferentes maneras: eczema, asma o rinitis.

En el caso del eczema atópico, la hipersensibilidad al medio ambiente se manifiesta por tanto en la piel, que reacciona con demasiada intensidad. La piel se inflama durante los brotes, que se alternan con períodos de remisión.

A diferencia de una reacción alérgica, el eczema atópico rara vez se concentra en un único lugar: si lo tenemos en la cara, es probable que también se presente en los pliegues de los brazos, por ejemplo, lo que a su vez constituye un indicio de la enfermedad.

Cuando el eczema se produce por una reacción alérgica, hay que evitar vérselas de nuevo con el alérgeno en cuestión, simplemente manteniéndolo alejado de nuestras vidas.

A la hora de tratar la crisis, el médico receta un dermocorticoide para aliviar las ganas de rascarse y curar el eczema.

Por un lado hay que calmar la piel (efecto bombero) y, por otro, repararla (efecto albañil). Para ello se utiliza un corticoide local durante las crisis y un cuidado emoliente para hidratar periódicamente y espaciar los brotes.

He aquí una de las ideas preconcebidas más comunes sobre el eczema. Sin embargo, el estrés nunca es la causa del eczema. Su origen se encuentra en otro lugar: una alergia o un componente atópico. El estrés puede intervenir más tarde, como desencadenante de una crisis, por ejemplo. Pero el eczema no tiene un origen psicológico propiamente dicho.

Estas dos enfermedades suelen confundirse, pero si se examinan más de cerca, son algo distintas: los contornos de las placas de psoriasis son más nítidos y las propias placas son más gruesas que las del eczema. En este artículo le proponemos repasar las diferencias entre el eczema y la psoriasis, con fotos incluidas.