¿El sol es bueno para el eczema atópico?
En general, el sol es más bien un aliado cuando se sufre de eczema. En verano, a menudo conlleva una mejora espontánea.
El sol también puede tolerarse mal, ya que puede provocar sudoración, que genera picores, fotosensibilidad o una “alergia al sol”…
El sol tiende a calmar el eczema atópico
El sol es favorable en pequeñas dosis
Los que sufren de eczema desde hace varios años saben que el verano suele ser una época de respiro. ¿Por qué? Porque el eczema es una inflamación, y el sol ejerce un efecto antiinflamatorio.
En concreto, son los rayos ultravioleta (UV) del sol los que pueden mejorar el eczema. De hecho, este es el principio que emplea la fototerapia para calmar las crisis.
Con todo, ¡cuidado! A dosis demasiado elevadas, los rayos UV tienen efectos nocivos bien conocidos: envejecimiento de la piel, enfermedades dermatológicas, e incluso cáncer... Por ello, es esencial encontrar el equilibrio adecuado para aprovechar los beneficios del sol limitando sus efectos nocivos.
Son los rayos UV del sol los que ejercen un efecto positivo en el eczema y no los rayos infrarrojos, y por tanto no su calor. En casa, no hay que aumentar la calefacción, pues así lo único que se consigue es resecar aún más una piel que ya se encuentra fragilizada, ¡y favorecer los picores en caso de sudar!
¿Cómo optimizar el efecto positivo del sol y el verano?
No hay que interrumpir su ritual, ni siquiera en verano: la constancia es la mejor protección para el eczema. Si va a pasar unos días fuera de casa, ¡no olvide meter el emoliente y los dermocorticoides en la maleta! La textura del emoliente puede adaptarse a la estación del año. En caso de duda, su farmacéutico podrá aconsejarle.
Podemos exponernos al sol, ¡pero solo será beneficioso para la piel si la protegemos!
Prendas de vestir y sombrilla
¿La mejor protección contra el sol? Las prendas de vestir. Son imprescindibles para los más pequeños, e incluso hay artículos específicos anti-UV. Además de la crema solar, no hay que olvidar la camiseta, el sombrero, las gafas de sol y la sombrilla. Hay que tener especial cuidado entre las 14:00 y las 16:00 horas, cuando el sol está en su punto más alto.
Todos los tejidos no protegen de la misma manera. Cuanto más ajustada sea la malla y más oscuro sea el color, mejor será la fotoprotección. En cambio, los tejidos finos y claros dejan pasar los UV.
Crema solar
Hay que usar una crema con un factor de protección solar elevado (50+) y aplicar una buena capa sin masajear demasiado (la piel tiene que quedar un poco blanca). Para ser eficaz, debe permanecer en la superficie de la piel.
Toda la piel expuesta al sol debe quedar cubierta. A la hora de aplicar la crema a los niños, la técnica de la mariquita es muy útil para que la aplicación sea más divertida y no dejar ninguna zona sin cubrir, como la parte superior de los pies, por ejemplo.
Para no agredir la piel, es mejor optar por las llamadas “fórmulas minerales”, que no contienen ningún perfume ni filtros químicos. Algunos agentes fotoprotectores, como el octocrileno o la benzofenona-3, no son recomendables para los niños con la piel atópica debido al riesgo de alergia.
Como durante todo el año, hidratarse bebiendo agua periódicamente sigue siendo una regla de oro en verano, y más aún cuando uno se expone al sol o practica deporte al aire libre.
Las normas que hay que seguir al bañarse y hacer ejercicio
El baño
Aplicar una leche o una crema seguida de una crema de barrera para aislar la piel de los irritantes del agua.
¿Durante cuánto tiempo hay que aclararse con agua dulce? ¡Lo ideal es contar hasta 30!
Después, hay que secarse sin frotar con una toalla limpia, ¡evitando el “efecto lija” de una toalla llena de arena!
Se debe renovar la aplicación del protector solar o la crema barrera después de cada baño, aunque sea cada hora.
- Hay que ducharse usando un gel limpiador sobregraso sin jabón ni perfume para eliminar bien todas las cremas y la sal, aclarar la piel durante 3 minutos y secar con una toalla suave.
- Si es necesario, se puede aplicar un dermocorticoide en las zonas irritadas y su emoliente habitual (leche o crema) en las zonas sin irritación.
- Hay que evitar las leches para después del sol mentoladas, y todas las que huelen bien.
En caso de quemadura solar, se debe usar el dermocorticoide, cuya acción antiinflamatoria aporta alivio rápidamente.
Deportes al aire libre
A continuación ofrecemos una serie de consejos que le ayudarán a evitar los inconvenientes del sudor ácido, para poder hacer ejercicio en verano:
- Llevar ropa holgada para que su piel respire.
- Prever un spray de agua termal y pañuelos para poder absorber el sudor a lo largo del día.
- Aplicar una leche o una crema emoliente antes del ejercicio (incluso si la piel está muy seca), ya que el bálsamo no resulta adecuado.
- Aclarar inmediatamente la piel después del ejercicio dándose una ducha durante al menos 3 minutos.
- Por la noche, volver a aplicar un emoliente tipo leche o crema.
Cuando el sol no es beneficioso para el eczema
Fotoagravación del eczema atópico
En menos de un 5% de los casos, el sol puede agravar la dermatitis atópica.
Es relativamente fácil darse cuenta de que se trata de una crisis desencadenada por el sol: se localiza en zonas expuestas, como la cara, el escote, los antebrazos, y aparece tras una exposición solar inhabitual.
Este fenómeno es poco frecuente, así que conviene descartar otras inflamaciones de la piel que pueden deberse al sol y adquirir el mismo aspecto, más o menos rojo, papuloso (piel hinchada y en relieve) o supurante, según corresponda. Entre ellas, cabe citar la lucitis estival o lucitis polimorfa (a menudo erróneamente denominada “alergia al sol”), la fotosensibilidad inducida por medicamentos (la lista de fármacos fotosensibilizantes es larga), la fotoalergia de contacto (el eczema puede salir también debido a los filtros solares) e incluso la dermatitis actínica crónica (una enfermedad rara en la que los pacientes, la mayoría de las veces hombres, ya no toleran en absoluto el sol). En algunos casos puede ser necesario someterse a una fotoprueba.