¿Qué relación existe entre el eczema y la autoestima?
La dermatitis atópica afecta a nuestro físico, tanto a nuestras capacidades como a lo que los demás perciben de nosotros. Tiene un impacto directo en la imagen que tenemos de nosotros mismos y en nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.
¿Cómo podemos amarnos a nosotros mismos cuando nuestra piel nos parece repugnante, cuando no nos sentimos comprendidos por quienes nos rodean y nuestro dolor no se tiene en cuenta?
Desarrollar la autoestima es una de las soluciones.
¿Qué es la autoestima?
Hay 3 pilares que determinan la autoestima: el amor propio, más allá de nuestros defectos y fracasos; la forma en que nos vemos a nosotros mismos; la confianza en nosotros mismos al pensar que somos capaces de actuar de la forma adecua en las situaciones importantes
De este modo, en un juego de equilibrio, cada uno de sus componentes alimenta a otro.
Por decirlo de forma sencilla, la autoestima es la respuesta a las preguntas “¿Cuánto crees que vales? ¿Cuáles son tus defectos y cualidades?”.
¿Por qué el eczema afecta a la autoestima?
Tener una baja autoestima es la vía para no sentirse capaz de tomar decisiones como elegir nuestros tratamientos o rechazar ciertos encargos.
Nos sentimos menos aptos para recuperarnos de los fracasos y esto repercute en nuestra gestión del estrés.
Al sentir que nuestra piel muestra nuestra sensibilidad o nuestras debilidades, construir relaciones de igual a igual puede parecer difícil.
Suele ser más habitual sentir vergüenza y culpabilidad.
¿Cómo puede el amor propio ayudarme a vivir mejor con el eczema?
Cultivar la autoestima tiene muchos beneficios. He aquí algunos ejemplos.
Mantener la cabeza alta ante la presión
Tener autoestima ayuda a ser más independientes. Al estar orgulloso de uno mismo, uno se siente igual a los demás y desarrolla con convicción sus puntos de vista e ideas. Así ganamos en claridad y sabemos definir mejor lo que es bueno para nosotros. Por lo tanto, es más probable que dejemos las situaciones insanas y que tomemos decisiones con facilidad, sin sentir culpabilidad.
El eczema no define nuestras capacidades ni nuestra personalidad.
Al contrario, ser paciente requiere una capacidad de adaptación, resiliencia, aprender a comunicar nuestras necesidades y desarrollar nuestra fuerza de voluntad ante las dificultades. Tener autoestima nos permite ser más independientes, aumentar nuestra resistencia al fracaso y afirmar nuestras capacidades y límites.
Al saber lo que valemos, podemos desprendernos de la imagen que puede proyectar el eczema. Conocer nuestra enfermedad nos da las herramientas para dejar de prestar atención a ciertas presiones.
Salir del fatalismo y el desánimo
Tomar el control de nuestra vida cotidiana y de nuestros tratamientos nos permite reducir los síntomas y la ansiedad asociados a la pérdida de control. Al fomentar la autoestima, es más probable que salgamos de nuestra zona de confort, que probemos cosas nuevas y que tengamos la suficiente confianza para llevar a cabo los cambios necesarios. Al multiplicar las acciones y los éxitos, reforzamos esta confianza.
Comunicar y pedir ayuda
Realizar ciertas tareas puede ser difícil y el nivel de cansancio nos lleva a tener que pedir ayuda. Podemos tener miedo de convertirnos en una carga para los demás.
Al cultivar una mejor autoestima, seremos capaces de definir nuestras necesidades y comunicarlas a los demás de igual a igual. La ayuda de nuestros seres queridos es un eslabón importante para poder vivir mejor, al igual que es rodearse de un círculo de profesionales de la salud que nos apoye.
Tener en cuenta los diferentes aspectos de nuestra vida (sexual, social, profesional, alimentaria...) forma parte del programa terapéutico para lograr estabilizar nuestra piel y vivir mejor nuestro día a día.
Redescubrir el deseo de vivir con los demás
Cultivar un sentimiento de lucha contra nuestro cuerpo o nuestra piel requiere mucha energía y nos aísla del resto del mundo. Aceptar vivir con su propia enfermedad no implica resignarse, sino dedicar su energía a mejorar su calidad de vida y estar abierto a vivir de otra manera.
Al amarnos a nosotros mismos, aceptamos ver que los demás pueden amarnos, que somos dignos de ser amados. Así, nuestra relación con los demás se hace más fácil y tranquila.
Bueno, ¿y cómo puedo aprender a amarme a mí mismo, a amar mi piel?
Cuidándose
Para vivir mejor con su propia mirada y la de los demás, es importante cuidarse. De hecho, una piel agradable al tacto y a la vista constituye un elemento clave de la autoestima.
Reforzando la autoestima
La autoestima es una habilidad, al igual que el deporte, las artes creativas, la cocina, etc. Con la práctica y la repetición, podemos ganar autoestima y sentir que somos “buenos” en algo.
Contando con una mirada benevolente
Contar con una mirada benevolente de un compañero gracias a una escucha sin prejuicios puede favorecer una nueva mirada sobre uno mismo. Se sabe que hablar con un profesional siguiendo una terapia cognitivo-conductual (TCC) aumenta la autoestima.
Intercambiar experiencias con otros pacientes o contar con el apoyo de un paciente experto puede también servir para recobrar el impulso para intentar, una vez más, volver a vivir mejor con su enfermedad. Hay grupos de apoyo o de discusión en las escuelas de la atopia.
Manteniendo un diálogo positivo con uno mismo
Mirarse en el espejo puede resultar doloroso cuando uno se levanta con el cuerpo lleno de cicatrices, hinchado o hecho trizas. Buscar su propia mirada y repetirse afirmaciones a sí mismo puede parecer inútil, pero es una práctica poderosa y rápida.
He aquí algunos ejemplos:
“Te apoyo, puedes contar conmigo”
“Soy capaz de cuidarme, de gestionar mejor este dolor”
“Sigo siendo yo, tanto en los días buenos como los malos”
“Puede que no siempre me sienta bien con mi cuerpo, pero puedo sentirme bien con mi cabeza, mantengo la esperanza y ya no me encierro en el círculo vicioso de pensamientos”.
Empezando a trabajar en la autoaceptación
La enfermedad modifica algunas de nuestras capacidades y puede limitar lo que hacemos. La sensación de tener que elegir entre “respetarse a sí mismo” y seguir disfrutando de la vida está muy presente en las personas con eczema.
Rechazar ciertos privilegios o actividades (una ducha caliente, la natación, ciertos alimentos...) supone una dificultad para algunas personas y puede hacerles sentir que no pertenecen a su círculo de amigos.
Es la ocasión de empezar a trabajar en la autoaceptación.
A veces es necesario abandonar temporalmente ciertas actividades para poder recuperar una piel sana.
Reconocer su pena, su dolor, y hacerlos legítimos recordando que no somos responsables de la enfermedad es un poderoso consuelo.
También es uno de los primeros pasos para recuperar el poder sobre lo que es nuestro (cambiar nuestro estilo de vida, por ejemplo) y ver cómo se transforma la situación.
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