¿Qué hay del síndrome de la piel roja o dermatitis inducida por corticoides?
Como todos los tratamientos, los dermocorticoides deben seguirse correctamente: no hay que intentar aumentar la dosis para obtener más eficacia ni utilizarlos de forma inadecuada. Entre los efectos observados en los casos de uso indebido está el síndrome de la piel roja, que sigue siendo controvertido.
¿Qué es el síndrome de la piel roja?
Es probable que esté relacionado con un uso anormal de los dermocorticoides, ya sea abusivo o inadecuado.
Los síntomas más comunes:
- el enrojecimiento es el signo casi constante
- lesiones pápulo-pustulosas (“granos” parecidos a los del acné)
- sensaciones de ardor
- hormigueo
- picor
- hinchazón
- piel seca y/o descamada
- dolor
- sensación de sofoco en la cara amplificada por el calor o el sol
Afecta sobre todo a las mujeres
Tanto como al 85%. ¿En qué condiciones afirman estas mujeres haber usado los dermocorticoides? De forma casi sistemática, se aplicaron los dermocorticoides en la cara (en el 97% de los casos), bien por un eczema atópico o por otras situaciones (deseo de aclarar la piel, acné, rosácea...).
Este síndrome no se observa nunca durante el tratamiento, pero puede aparecer cuando se interrumpen los dermocorticoides, siempre en pacientes que los han utilizado durante un periodo muy largo (varios meses a diario).
Una complicación rara y controvertida
Este síndrome de interrupción de los dermocorticoides tras la adicción no solo es muy raro, sino que además no está universalmente aceptado: todavía no existe consenso en la comunidad científica sobre su existencia. De hecho, la mayoría de los estudios que lo mencionan tienen poco valor científico según la última revisión de los especialistas, que esperan contar con estudios serios para aclarar las cosas.
Este efecto indeseable no se produce en condiciones normales de uso
Los dermocorticoides suelen tolerarse bien cuando se respetan las indicaciones de tratamiento, ya sea para el eczema, la psoriasis u otras enfermedades ampollosas...
Dos tipos de uso anormal parecen estar relacionados con este síndrome:
- Abusivo: aplicación de demasiada cantidad de producto o demasiado a menudo
- Inadecuado: aplicación para otras dermatosis inflamatorias como el acné o la rosácea.
¿Qué hacer si se sospecha de un “síndrome de la piel roja”?
Lo primero que hay que hacer es acudir a un dermatólogo especialista, ya que no debe confundirse con un brote de eczema, una alergia de contacto o incluso una infección cutánea (una de las complicaciones del eczema).
Si se trata de una erupción que ha aparecido tras la interrupción de un tratamiento prolongado con una crema a base de cortisona, el médico probablemente indicará un tratamiento alternativo a los dermocorticoides y puede recomendar la aplicación de compresas de agua fría, que calman la inflamación, así como un posible apoyo psicológico.
¿Hay que evitar los dermocorticoides?
En absoluto, se pueden usar con total tranquilidad, aunque es imprescindible aprender a utilizarlos correctamente: se trata del tratamiento de primera línea más eficaz y sin riesgos.
¿Por qué se cree que causan hinchazón?
Se trata de un efecto secundario que aparece cuando la cortisona se toma por vía oral o por inyección, en dosis mucho más altas, en cuyo caso sí puede provocar hinchazón.
¿Por qué se cree que se desarrolla una tolerancia?
Si al aplicar correctamente el dermocorticoide ya no parece funcionar cuando sí surtía eficacia al principio del tratamiento, se debe a que:
- la crema empleada es inadecuada (el dermocorticoide no es lo bastante potente)
- la crema se utiliza de forma incorrecta, a menudo en una cantidad insuficiente (solemos aplicar una cantidad demasiado pequeña, no hay que olvidar la regla de la falangeta).
Aunque tenga forma de crema, un dermocorticoide no deja de ser un medicamento: hay que respetar la dosis y la frecuencia de aplicación adecuada. Sin duda es un poco vinculante y requiere una gran constancia, pero esa constancia es sinónimo de una verdadera mejora de la calidad de vida.