¿Qué pasará mañana…? Las distintas evoluciones posibles del eczema atópico
Cuando vemos a nuestro hijo rascándose y con la piel dañada, afortunadamente sabemos que al menos podemos aliviar su eczema con una serie de medidas que le sentarán bien. Mejorará al instante.
Pero, como es natural, nos surgen dudas sobre el futuro: ¿cómo evolucionarán las crisis? ¿El eczema le durará toda la vida?
¡Puede disipar sus miedos!
Y es que, en la mayoría de los casos, las crisis desaparecerán. Y, lo que es mejor: lo harán sin probablemente dejar ningún rastro. Hay eczemas persistentes y algunas complicaciones muy raras, pero por lo general el eczema atópico es solo temporal en los niños.
¿Cómo puede evolucionar el eczema? Hay tres principales evoluciones posibles a lo largo de una vida.
El eczema atópico desaparece Lo más común
Es algo que se oye a menudo: la atopia no es para toda la vida. Lo más probable es que el eczema sea solo temporal para su hijo y que pueda despedirse de él antes de la adolescencia. A veces incluso puede acabar mucho antes, a partir de la edad de uno o dos años.
Cerca del 90% de los eczemas infantiles desaparecen al cabo de unos años. Este porcentaje es estimativo y puede cambiar, pero los científicos coinciden en que el eczema atópico no dura toda la vida en la mayoría de las personas.
Las crisis se espacian, pero el eczema perdura Ocasional
Esto es menos común, pero el eczema atópico puede persistir. Por ejemplo, las crisis de su hijo pueden quedar en el olvido durante la adolescencia y reaparecer más tarde durante su vida de adulto. También pueden volverse menos frecuentes con el paso de los años, pero sin llegar nunca a desaparecer por completo. Afortunadamente, suelen ser leves y hay muchas maneras de aliviar las crisis.
¿Qué hacer si el eczema atópico persiste o se declara en la adolescencia? Hay que acudir al médico, la única persona que podrá aconsejarle. Lo más seguro es que le recete un tratamiento (dermocorticoides, inmunomodulador tópico...).
Aparecen otros trastornos atópicos Ocasional
Estas enfermedades son en cierto modo como primos hermanos del eczema atópico: son otras de las manifestaciones de esta hipersensibilidad conocida como atopia. Si su hijo tiene un eczema atópico, es un signo de componente atópico. Eso quiere decir que otros síntomas, como el asma (en este caso la atopia no afecta a la piel, sino a la respiración), que forma parte de la gran familia de la atopia, pueden aparecer más tarde.
Cuando estos trastornos se desencadenan de forma sucesiva, se habla de marcha atópica. Es el desarrollo sucesivo y “previsible” de las enfermedades atópicas: en primer lugar aparece el eczema atópico, luego el asma y, por último, la rinoconjuntivitis. En ocasiones, las manifestaciones se alternan o evolucionan en paralelo. Pero su hijo puede tener eczema sin que nunca se active la marcha atópica.
¡Las complicaciones del eczema por suerte son muy raras!
El eczema atópico resulta incómodo, pero no es grave en la mayoría de los casos. Sin embargo, fragiliza la piel y el hecho de rascarse no ayuda: aunque no es algo frecuente, pueden presentarse complicaciones. El eczema puede generalizarse o provocar una infección o superinfección (bacterias o virus). De ahí la importancia de no rascarse y llevar las uñas cortas, por ejemplo, ¡para no correr ningún riesgo!